Sayri Wladimir Cabascango, morador de Carcelén, brinda su testimonio sobre el intento de desalojo del Municipio sobre un bien comunitario.
Estaba en la Universidad cuando me
comunicaron del desalojo. Recogí mis cuadernos, tomé un taxi. El Municipio de
Quito, saltándose la ley, la ética y la moral, había decidido ese día expulsar a mis vecinos de
su casa comunal.
Al llegar, por la retaguardia, las amas
de casa de Carcelén ingresaban al complejo comunitario para defender, desde
dentro, el ingreso principal. Treinta policías antimotines y veinte municipales
amenazaban con tumbar todo lo que les opusiera resistencia.
La Comisaria y sus asistentes llevaban
chalecos antibalas. La máxima expresión de la prepotencia institucionalizada se
había desplegado en la Súpermanzana 'C' de Carcelén. La Autoridad abanderaba intereses
perversos.
Y es que junto con mis vecinos habíamos
recuperado la casa comunal del oportunismo politiquero de viejas directivas
barriales, que habían secuestrado nuestro espacio desde hace treinta años para lucrar de él. Ni la Constitución nos amparó cuando nos
enfrentamos a las famosas redes clientelares: redes de prepotentes que se habían
tejido desde ese tiempo para beneficiar y favorecer a aquellos 'dirigentes'. Ese día, el Municipio los auspiciaba y protegía.
Ellos querían recuperar la casa para continuar con su tradición. Nos veían desde la cancha contigua de
básquet, nos insultaban, se reían. La Comisaria, alzando la carpeta del 'quito que queremos', dio la orden para empezar el desalojo.
De forma tramposa habían elegido ese día y esa hora para el 'espectáculo'. Al medio día, generalmente, los jóvenes estamos
estudiando y muchos vecinos están en sus oficinas trabajando. Las únicas
personas aquí son las jefas de hogar.
La 'Verito', una colega, estaba en el
frente de batalla con una videograbadora en la mano. Rápido saqué de la mochila
mi cámara de fotos. Muchas vecinas, con sus niñas y niños pequeños, llegaban al sitio para sostener la puerta principal. Los policías
municipales, con pulsos rítmicos, intentaban echar la puerta abajo. Los antimotines mantenían un cerco de
seguridad para la Comisaria y su séquito.
Tronó. Tronó otra vez y una bisagra se rompió, las sueldas se
quebraron. La malla del costado se salió de su lugar. Fue inútil la fuerza
de la prepotencia. La puerta se atrancó entre varillas, tubos y malla.
Enardecida, la Comisaria dio nuevas órdenes y un grupo de policías nacionales, que estaban escondidos a dos cuadras, ingresaron por la retaguardia. Nadie pudo pararlos, eran los policías de la UPC de Carcelén. Algunos, amigos; sin embargo, tenían que cumplir órdenes, aunque fueran perversas.
Los municipales también ingresaron y agredieron a quienes
llevaban cámaras. La 'Verito', siendo periodista profesional, fue atacada.
Desesperadas mis vecinas se reagruparon en la puerta del auditorio. Si el
Municipio ingresaba, se habría perdido todo. Entonces, Daysi Brito,
la vecina más indignada y radical, hizo titubear a la Capitán de policía: "¡Aquí
corre sangre antes que se tomen nuestra casa!".
Se dio la orden de retirada. La Capitán dijo a viva voz que no quería violencia en la Súpermanzana 'C' y abogó por la comunidad, por nosotros, para una reunión para establecer acuerdos, algo que el Municipio siempre evitó, y olvidó. La Comisaria, encabritada, prometió sanciones para ella, y las hubo. Los viejos
dirigentes se tomaban de los pelos y amenazaron con futuras agresiones.
Han pasado 773 días de este hecho y
ningún medio de comunicación ni espacio defensor de derechos humanos han querido
hacerlo público. Conocemos de las presiones institucionales, de los
prepotentes.
Aún no recuperamos el valor de nuestras
cámaras, la puerta sigue rota, pero la organización y la moral de mi comunidad se
hicieron de acero. Eso es todo en cuanto al intento de desalojo. Soy Sayri Wladimir
Cabascango, miembro de la comunidad de la Súpermanzana 'C'.
SW
HOJA DE VIDA
Sayri Wladimir Cabascango, 1991.
Escuela Municipal Eugenio Espejo, 2003
Colegio Municipal Sebastián de Benalcázar, 2009
Actualmente: estudiante, Facultad Comunicación Social de la UCE.
Comisión de Comunicación en la comunidad Súpermanzana 'C' de Carcelén.
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