viernes, 23 de noviembre de 2012

“El Municipio está confundiendo el rol que tiene”

Diana Cabascango, presidenta de la Súpermanzana 'C' de Carcelén, cuestiona la labor del Municipio de Quito en temas de organización barrial.

Carcelén cuenta, desde hace tres años, con una institución jurídica que busca el desarrollo social y comunitario, de forma sostenible y consciente de la dinámica urbana. Diana Cabascango la preside y sostiene que el motor principal de los proyectos es el apoyo de las vecinas y vecinos del sector.

Al inicio de su gestión encontró que bienes comunitarios estaban secuestrados por personas que lucraban de ellos. Los jóvenes, acompañados de los adultos y adultos mayores, recuperaron el complejo de la Súpermanzana “C”.

Este reencuentro generacional generó muchos proyectos sociales para todas las edades. Sin embargo, el Municipio de Quito ha intentado intervenir, en varias ocasiones, en las decisiones y en la organización comunitaria para defender intereses de viejas dirigencias.

¿Qué actividades han desarrollado en este proceso?

Vamos trabajando casi tres años. Lo grato es que los adultos nos dieron la responsabilidad, a los jóvenes, de representarles.

Lo más rico que tiene este proceso comunitario es ese vuelco generacional, donde adultos y jóvenes hemos dado un pequeño aporte al verdadero buen vivir.

En Asambleas Generales y como lo dispone la Constitución, establecimos nuestros pedidos: exigir rendición de cuentas a anteriores pseudo-dirigentes y que los espacios comunitarios tengan un buen uso.

A pesar de los inconvenientes que tuvimos con autoridades, se decidió conformar un organismo que estuviera bajo la norma del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización.

Por ello, somos el primer Comité de Desarrollo Social Comunitario del País, con un acuerdo ministerial otorgado después de dos años de esforzada gestión.

¿Por qué se establecieron como “jurídicos” cuando la Constitución reconoce y respalda a las organizaciones de Hecho?

Porque las propias autoridades nos anulaban, nos tachaban de ilegales, de guambras, de rebeldes sin causa; cuando a más de ser jóvenes conscientes tenemos una formación y participación probada.

Hoy con más fuerza vamos a exigir rendición de cuentas de las autoridades, generando mayor participación de nuestro nivel de Carcelén y de la Ciudad. Porque lo que ocurre aquí, ocurre en toda la Ciudad.

¿Qué ocurre en otros sectores de la Ciudad?

Hemos conocido cómo abusivamente colectivos de jóvenes han sido despojados de espacios de participación. Como ocurrió en La Hueca, en Carcelén Bajo.

Donde cuatro personas, pseudo-dirigentes, con el aval del Municipio, violentaron los derechos de los jóvenes. Los desalojaron de su espacio un lunes a las cuatro de la mañana.

Lo que también quisieron hacer aquí pero no lo lograron, porque aquí la gente organizada reaccionó a tiempo.

¿El Municipio tendría alguna “alianza” con estos pseudo-dirigentes? ¿Cómo calificaría el papel del Municipio en las organizaciones comunitarias?

Lastimosamente el Municipio es un espacio de pago de prebendas políticas.

En este proceso, las anteriores personas que “dirigían” la Súpermanzana “C” participaron en la campaña política del Alcalde (Augusto Barrera), entonces debían pagarles sus favores.

Nosotros somos voceros de las necesidades comunitarias y no estamos casados con ningún interés en ese sentido, más que el de que se generen espacios de participación real de la comunidad.

Hemos sido muy transparentes en nuestro trabajo y damos el ejemplo.

¿Qué rol han desempeñado los Ministerios y el Gobierno Nacional en estas reclamaciones comunitarias?

En el proceso de defensa del espacio comunitario agotamos todos los recursos que teníamos: Amparos Constitucionales, quejas y reclamos en la Defensoría del Pueblo, Intendencia, Alcaldía, Presidencia, Asamblea Nacional, Derechos Humanos, y hasta en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Todas las instancias legales las agotamos y con eso pudimos parar la agresión del Municipio.

Pero vemos que no hay un verdadero respeto a las organizaciones con verdadero respaldo social. Se da más importancia a personas, a individuos, a amigos, que a procesos de organización comunitaria.

Usted realiza Política, ¿en qué se diferencia la Política de la Politiquería?

Hay que tener claro que la Política es una ciencia y un arte de dirigir, de coordinar, de planificar, de transformar.

Politiquero es el que ofrece y no cumple y utiliza la necesidad de la gente a través del discurso para su bienestar, para sus intereses.

¿Un demagogo?

Sí, un demagogo.

Nosotros hemos querido ser coherentes con lo que decimos-hacemos. Y así debe ser la verdadera Política: ser transparentes, ser fuertes en los pensamientos.

¿Cómo trabajar comunitariamente sin recursos del Estado, sin recursos del Municipio?

Con la iniciativa de cada uno de los moradores, y sobre todo tener una estrategia de optimización del recurso humano con que se cuenta en cada barrio.

En equipo podemos ir generado un sinnúmero de actividades para ir resolviendo cualquier problemática.

Es esa buena intención de hacer bien las cosas, es ese compromiso que se tiene de dar sin recibir, y más bien de compartir, con la que se puede seguir adelante.

Solo cuando la gente siente las cosas con el sacrificio propio, con la entrega propia, lo defiende, lo asume con mayor fuerza.

¿Las instituciones públicas están realizando una buena labor en función de las organizaciones comunitarias?

Creo que la gente que está ahorita en las instancias de gobierno está confundiendo el rol que tiene. Se están tomando atribuciones que no les corresponden.

A partir de esto, distorsionan la función que deben cumplir dentro de la colectividad. No entienden que esto es una construcción de sociedad, de país, y no una construcción de amigos o de un grupo político.

Ellos deben trabajar conjuntamente con los verdaderos representantes comunitarios.

Cuando se confunden esas cosas y cuando se ha convertido en una cuestión de padrinazgos el estar en la función pública es un problema. Porque los mayormente afectados es la sociedad, somos los ciudadanos que convivimos en este país.

Nos toca hacerles entender con el ejemplo cuáles son las verdaderas tareas que deben realizar.

¿Qué le sugiere a los demás barrios de la Capital para establecer estos “rencuentros”?

Entendamos que convivimos con una vecindad y que tenemos la oportunidad de tener amigos.

No permitan por ningún motivo que se les agreda o que se les violente sus derechos. Si uno pide respeto, tiene que ser respetuoso. Si uno pide ajustarse a la ley, este otro tiene que respetar la norma.

Cuando las cosas son justas, cuando las cosas son necesarias, hay que hacerlas y no hay que desfallecer. Cuando un proyecto es justo va a tener éxito.

SW

HOJA DE VIDA 

Diana Lucía Cabascango Calderón. Ingeniera en Ciencias Agronómicas con especialización en desarrollo rural y Técnica en riego comunitario. Universidad Central del Ecuador.

Presidenta del primer Comité de Desarrollo Social Comunitario legalmente constituido en el Ecuador.

Ex-presidenta de la Asociación Femenina Universitaria.

Ex-presidenta de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Agronomía – UCE

Creadora del Club de Ecología Sumac Causay, antecesor del Club Ecológico Universitario – UCE.

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