Carcelén cuenta, desde hace tres años,
con una institución jurídica que busca el desarrollo social y comunitario, de
forma sostenible y consciente de la dinámica urbana. Diana Cabascango la
preside y sostiene que el motor principal de los proyectos es el apoyo de las
vecinas y vecinos del sector.
Al inicio de su gestión encontró que
bienes comunitarios estaban secuestrados por personas que lucraban de ellos.
Los jóvenes, acompañados de los adultos y adultos mayores, recuperaron el
complejo de la Súpermanzana “C”.
Este reencuentro generacional generó
muchos proyectos sociales para todas las edades. Sin embargo, el Municipio de
Quito ha intentado intervenir, en varias ocasiones, en las decisiones y en la
organización comunitaria para defender intereses de viejas dirigencias.
¿Qué
actividades han desarrollado en este proceso?
Vamos trabajando casi tres años. Lo grato
es que los adultos nos dieron la responsabilidad, a los jóvenes, de
representarles.
Lo más rico que tiene este proceso
comunitario es ese vuelco generacional, donde adultos y jóvenes hemos dado un
pequeño aporte al verdadero buen vivir.
En Asambleas Generales y como lo dispone
la Constitución, establecimos nuestros pedidos: exigir rendición de cuentas a
anteriores pseudo-dirigentes y que los espacios comunitarios tengan un buen
uso.
A pesar de los inconvenientes que
tuvimos con autoridades, se decidió conformar un organismo que estuviera bajo
la norma del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y
Descentralización.
Por ello, somos el primer Comité de
Desarrollo Social Comunitario del País, con un acuerdo ministerial otorgado
después de dos años de esforzada gestión.
¿Por
qué se establecieron como “jurídicos” cuando la Constitución reconoce y
respalda a las organizaciones de Hecho?
Porque las propias autoridades nos
anulaban, nos tachaban de ilegales, de guambras, de rebeldes sin causa; cuando
a más de ser jóvenes conscientes tenemos una formación y participación probada.
Hoy con más fuerza vamos a exigir
rendición de cuentas de las autoridades, generando mayor participación de
nuestro nivel de Carcelén y de la Ciudad. Porque lo que ocurre aquí, ocurre en
toda la Ciudad.
¿Qué
ocurre en otros sectores de la Ciudad?
Hemos conocido cómo abusivamente
colectivos de jóvenes han sido despojados de espacios de participación. Como
ocurrió en La Hueca, en Carcelén Bajo.
Donde cuatro personas, pseudo-dirigentes,
con el aval del Municipio, violentaron los derechos de los jóvenes. Los
desalojaron de su espacio un lunes a las cuatro de la mañana.
Lo que también quisieron hacer aquí pero
no lo lograron, porque aquí la gente organizada reaccionó a tiempo.
¿El
Municipio tendría alguna “alianza” con estos pseudo-dirigentes? ¿Cómo
calificaría el papel del Municipio en las organizaciones comunitarias?
Lastimosamente el Municipio es un
espacio de pago de prebendas políticas.
En este proceso, las anteriores personas
que “dirigían” la Súpermanzana “C” participaron en la campaña política del
Alcalde (Augusto Barrera), entonces debían pagarles sus favores.
Nosotros somos voceros de las
necesidades comunitarias y no estamos casados con ningún interés en ese
sentido, más que el de que se generen espacios de participación real de la comunidad.
Hemos sido muy transparentes en nuestro
trabajo y damos el ejemplo.
¿Qué
rol han desempeñado los Ministerios y el Gobierno Nacional en estas reclamaciones
comunitarias?
En el proceso de defensa del espacio
comunitario agotamos todos los recursos que teníamos: Amparos Constitucionales,
quejas y reclamos en la Defensoría del Pueblo, Intendencia, Alcaldía, Presidencia,
Asamblea Nacional, Derechos Humanos, y hasta en el Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social. Todas las instancias legales las agotamos y con eso
pudimos parar la agresión del Municipio.
Pero vemos que no hay un verdadero
respeto a las organizaciones con verdadero respaldo social. Se da más
importancia a personas, a individuos, a amigos, que a procesos de organización
comunitaria.
Usted
realiza Política, ¿en qué se diferencia la Política de la Politiquería?
Hay que tener claro que la Política es
una ciencia y un arte de dirigir, de coordinar, de planificar, de transformar.
Politiquero es el que ofrece y no cumple
y utiliza la necesidad de la gente a través del discurso para su bienestar,
para sus intereses.
¿Un
demagogo?
Sí, un demagogo.
Nosotros hemos querido ser coherentes
con lo que decimos-hacemos. Y así debe ser la verdadera Política: ser transparentes,
ser fuertes en los pensamientos.
¿Cómo
trabajar comunitariamente sin recursos del Estado, sin recursos del Municipio?
Con la iniciativa de cada uno de los
moradores, y sobre todo tener una estrategia de optimización del recurso humano
con que se cuenta en cada barrio.
En equipo podemos ir generado un
sinnúmero de actividades para ir resolviendo cualquier problemática.
Es esa buena intención de hacer bien las
cosas, es ese compromiso que se tiene de dar sin recibir, y más bien de
compartir, con la que se puede seguir adelante.
Solo cuando la gente siente las cosas
con el sacrificio propio, con la entrega propia, lo defiende, lo asume con
mayor fuerza.
¿Las
instituciones públicas están realizando una buena labor en función de las organizaciones
comunitarias?
Creo que la gente que está ahorita en las
instancias de gobierno está confundiendo el rol que tiene. Se están tomando
atribuciones que no les corresponden.
A partir de esto, distorsionan la
función que deben cumplir dentro de la colectividad. No entienden que esto es
una construcción de sociedad, de país, y no una construcción de amigos o de un
grupo político.
Ellos deben trabajar conjuntamente con
los verdaderos representantes comunitarios.
Cuando se confunden esas cosas y cuando
se ha convertido en una cuestión de padrinazgos el estar en la función pública es
un problema. Porque los mayormente afectados es la sociedad, somos los
ciudadanos que convivimos en este país.
Nos toca hacerles entender con el
ejemplo cuáles son las verdaderas tareas que deben realizar.
¿Qué
le sugiere a los demás barrios de la Capital para establecer estos
“rencuentros”?
Entendamos que convivimos con una
vecindad y que tenemos la oportunidad de tener amigos.
No permitan por ningún motivo que se les
agreda o que se les violente sus derechos. Si uno pide respeto, tiene que ser
respetuoso. Si uno pide ajustarse a la ley, este otro tiene que respetar la
norma.
Cuando las cosas son justas, cuando las
cosas son necesarias, hay que hacerlas y no hay que desfallecer. Cuando un
proyecto es justo va a tener éxito.
SW
HOJA DE VIDA
Diana
Lucía Cabascango Calderón. Ingeniera en Ciencias Agronómicas con
especialización en desarrollo rural y Técnica en riego comunitario. Universidad
Central del Ecuador.
Presidenta
del primer Comité de Desarrollo Social Comunitario legalmente constituido en el
Ecuador.
Ex-presidenta
de la Asociación Femenina Universitaria.
Ex-presidenta
de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Agronomía – UCE
Creadora
del Club de Ecología Sumac Causay, antecesor del Club Ecológico Universitario –
UCE.
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