Sayri Wladimir Cabascango, morador de Carcelén, brinda su testimonio sobre el intento de desalojo del Municipio sobre un bien comunitario.
Estaba en la Universidad cuando me
comunicaron del desalojo. Recogí mis cuadernos, tomé un taxi. El Municipio de
Quito, saltándose la ley, la ética y la moral, había decidido ese día expulsar a mis vecinos de
su casa comunal.